Voy de camino a casa de mis abuelos. En un semáforo una muchacha me dedica una mirada llena de desprecio y superioridad. Me importa un bledo lo que pueda estar pensando de mí, sin botas parecería mi hermana pequeña.
No soporto a esas ancianas que se dedican a rajar de las personas sin ser conscientes que hablan en voz alta (supongo que porque la mayoría de ellas sordean) y la gente las oye. Aunque a veces me da la impresión que me pongo a su nível cuando rajo de los canis, las chonis y de otras tribus urbanas.
Sin comentarios.
No entiendo las modas.
Sólo a dos personas les quedan bien los trajes de rallas verticales.
Hay días que, como mucha gente, odio mi vida.
Hacía bastante tiempo que no dibujaba rollo caricaturesco-autobiográfico. He estado (y estoy) bastante ocupada con otras cosas (trabajos). Pronto se celebrará el Salón del cómic y me estoy preparando para el evento.
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